Mi Bisabuelo

“Sumercesita querida,
deja que mi amor te embriague,
dame un besito, mi vida,
para que Dios te lo pague.”

Francisco Restrepo Gómez

En una despejada noche bogotana, poblada de estrellas en el negro firmamento, los poetas del centro literario La Gruta Simbólica se saludan para iniciar, una más de sus tradicionales reuniones. En esta ocasión el encuentro será, primero, para dar respuesta al mensaje presidencial y segundo, lectura de 38 sonetos presentados para concurso, donde el tema es sobre siluetas de personajes o tipos bogotanos. El ganador es Francisco Restrepo Gómez quien había nacido en 1884. Sin que ninguno de los alegres festejantes lo sepan, el poeta seleccionado está ausente porque la policía lo ha detenido y lo ha conducido tras las rejas de una cárcel de la ciudad. La reunión de los miembros de La Gruta, tan celebrada por el periódico El Porvenir y recordada años después por el escritor Luis María Mora, Moratín, continúa con ejecuciones de la zarzuela Château Margaux, recitaciones, música de tiple, cantos. Cuando la velada termina con las primeras luces del día, el ganador se consume por un suceso sin importancia, en el frío de la prisión, sin saber que sus amigos de letras han festejado ese soneto escrito por él y que, en sus primeras estrofas, pareciera que no estuviera dirigido a algún vagabundo de la ciudad, sino al mismo autor: 

"Su pequeñez lo abruma, lo impacienta,

y en el antro de gloria en que se agita,

su vasta inspiración bulle y palpita

como el mar en las horas de tormenta".

La vida de Restrepo Gómez estuvo muy señalada por la tragedia. Moratín dice al respecto: "El cruel destino persiguió al poeta hasta el último día. Débil y enfermo, en vano solicitaba piedad para sus niños. La sociedad fue despiadada con este hombre desvalido, como lo ha sido con muchos otros, y cargó a la cuenta de sus hijos el estrago invencible de las drogas heroicas". Su fatalidad no se detenía. Muere su compañera y el vacío fue total para un personaje muy sensible que volcaba toda esa calamidad personal a sus composiciones literarias. Su soneto "Alma sola", tomado parcialmente en sus dos primeras estrofas, puede ser un ejemplo, entre muchos, de su continua decepción: 

"Alma mía paciente que perdiste 

la ilusión, la esperanza y la alegría

en las encrucijadas de la vía

por donde en busca de consuelo fuiste

así, bajo el recuerdo que te asiste

por única y solemne compañía,

haces bien, muy bien haces, alma mía,

en vivir pavorosamente triste". 

La Gruta Simbólica

Su obra lírica anda dispersa en periódicos y revistas de la época llamada "generación del centenario" (1910-1920) y en sus libros "Solariegas" y "La Copla Eterna". Colaboró en las "Lecturas Dominicales", suplemento literario del diario bogotano "El Tiempo" y en las revistas "Cromos" y "El Gráfico". Revistas argentinas publicaron poesías suyas.

De él dijeron que era un delicadísimo poeta, "sus versos llenos de infinita melancolía, desgarran el corazón como las espinas de una flor y tienen un no sé qué vago perfume de yerba aromática". Es autor de la letra del bambuco "Las aguas del Magdalena" que con música de Alejandro Wills se popularizó en toda América y que el dúo Gardel-Razzano con el título de "Rumores" firmó como propio al recogerlo en Chile en 1917.

Muere en Bogotá en 1924.


** Tomado de:

- "Notas biográficas de poetas de Colombia del siglo XX” Autores: Biblioteca Luis Ángel Arango. Textos Álvaro Miranda. Edición en la biblioteca virtual: Bogotá, 2006.
-  Portal de Internet "Todo Tango". www.todotango.com