Soy gentil pero hipócrita. Sé lo que tengo que hacer, pero soy perezoso. Tengo automóvil pero no a donde ir. Me siento bien cuando madrugo pero nunca lo hago. No desayuno ni ceno pero engordo. Soy zurdo, pero pateo con la derecha. Me burlo de la vanidad de la gente pero acabo de subir unas fotos a las red. Critico a la iglesia pero me persigno. Quiero la felicidad de los que me rodean pero soy envidioso. Soy egocéntrico pero me molestan los halagos. Soy flemático pero no para ver fútbol o discutir con mi mamá. Soy desordenado pero odio la suciedad. Odio la suciedad pero no cuando es Domingo...

martes, 13 de diciembre de 2011

¡Vamos Todos Juntos!

Sí. A usted le hablo. Al hincha de Millonarios. Al que va al estadio siempre, al incondicional. Al “clasiquero”. Al hincha esnobista que aparece sólo en los buenos resultados. A quien ha sufrido durante dos décadas los efectos malditos del narcotráfico en nuestro equipo. A quien nunca dejó de creer que somos los más grandes de este país. Le hablo a quien, además de eso, sostuvo su amor por el equipo embajador, con demasiado orgullo, a los hinchas de otros equipos. A quien no le dio pena ir con la camiseta a la oficina, al trabajo o a la universidad cuando jugaba el kínder de Cortés. Aquel que fue al estadio a ver ese kínder de Oscar Cortés. Al hincha que se ilusionó con Hernán Boyero, con Wílmer Lavayén, ‘Helinho’ y otros tantos, antes de iniciar un nuevo campeonato.

A quien compró las manillas “Vive Millos” y promovió su venta con amigos y familiares. A quien donó parte de su capital sólo para que otro hincha pudiera asociarse y poder así cumplir con un requisito legal para salvar la institución. Le hablo a la persona que no se sabe el nombre de ningún jugador, ese que “no sabe mucho de futbol”, pero es hincha de Millonarios porque se identifica con el vanguardismo que siempre significó su grandeza. Porque Millonarios siempre ha supuesto la grandeza y modernidad de la Capital.

Al bogotano, al payanés, al llanero, al costeño, al paisa (¡sí, créalo, paisa!). A todos los colombianos gustosos del azul. Millonarios no sólo es Bogotá, es el país entero que lo designó su insigne embajador. Al hincha que está en otro país, que sufre con el streaming, un link, hipervínculo, cada fecha; ese que celebra los goles con retraso de más de un minuto en ocasiones y maldice cada vez que se entera por redes sociales que un jugador ha embocado la pelota en la red.

Quiero hablarle a quien hizo amigos en el estadio, que los hizo en el foro de LM.net. Al que se peleó con otros por defender sus colores y sus argumentos. Al que soportó estoicamente chistes y bromas en el colegio. Al que nunca dudó de la grandeza azul. Le hablo también a aquel afortunado que vio a Alfredo Di Stéfano, Amadeo Carrizo, Jaime Morón, a Willington Ortiz, a Funes, al “Guajiro” Iguarán. También al que “sólo” pudo ver a Ricardo Lunari. A quien no vio ninguno y al desprevenido que todavía no sabe quienes son.

Le escribo a aquel que lloró en el Estadio, a quien se le inundan los ojos viendo un vídeo del Millonarios en YouTube o Vimeo.  Al que no le gusta el fútbol, pero por algún motivo le gusta el azul y le agrada ganar. Al que discutió con su padre porque él, ese que sí que vivió la grandeza de "El Dorado", no podía comprender y mucho menos aguantar en tiempos no tan lejanos nóminas tan mediocres. Al mismo que se abrazó y saltó con su viejo cuando el limitadísimo Luis Zapata marcó en el Morumbí. Incluso, a quien ya no lo tiene y lo recuerda en aquellos momentos, pero que agradecerá eternamente haberle transmitido el amor por el “Ballet Azul”.

Este mensaje es para todos los hinchas de Millonarios. Para los que no son tan hinchas y para los que sólo son simpatizantes. Vamos todos juntos. Vamos todos en el mismo bus. No sé si su destino final sea la tan anhelada estrella 14 (ojalá así sea) pero, queridos amigos, créanme que ya hay suficientes motivos para festejar. Porque señoritas, señoras y señores, abuelos, familias, Millonarios de Bogotá recuperó su costumbre: no sólo vive (como las manillas promulgaban) sino que además está de moda. Como lo estuvo durante décadas y décadas, y como siempre debió estarlo.  Mientras muchos no podremos dormir por la ansiedad, otros tantos no lo harán (y no lo están haciendo) por la envidia.

Disfrútenlo. La grandeza no es excluyente: ¡Millos es inmenso y su bus también lo es!

¡Vamos Todos Juntos! ¡Vamos por la 14!

"Sólo recuerdo la emoción de las cosas y se me olvida todo lo demás; muchas son las lagunas de mi memoria" Antonio Machado

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